viernes, 21 de marzo de 2014

El Deseo concedido...

Iba pues por el parque Bolívar el autor de esta pequeña obra, pateando latas de cerveza y otros envases, cuando de uno de ellos salió una gran bruma negra, espesa como el humo de un incendio, no atinó a correr porque estaba paralizado de terror, era una lata de RedBull, y de ella, salió un pequeño demonio, azabache.

-Me habéis liberado de mi prisión, por eso te concederé un deseo.

Atónito, este su servidor, miro para lado y lado ¿no seria una cámara escondida? quien seria el artífice de esta majestuosa broma? y solo atina a decir:

-¿Perdón?

-Me habéis liberado de mi prisión, por eso te concederé un deseo.

-Bueno, si es así, quiero tener un arma infinita capaz de eliminar a cualquiera...

-Concedido- dijo el pequeño demonio, quien dejó una pistola de plástico sobre el anden, parecía una broma de mal gusto.

Pero como nada se pierde, la levantó, y la metió al bolsillo, caminó hasta la estación del MIO, y abordo el sobrepoblado bus, se hizo de espacio en la ultima parte del vagón trasero, y a su lado, un hombre con aspecto de mala vida, gorra de béisbol y camisa esqueleto escuchaba reggaeton a todo volumen en su caja musical, no pudiendo entonces soportarlo, saco su pistola de plástico y en broma la apunto hacia el chirrete que compartía su asco de música con la humanidad, jaló el gatillo, y lo que pasó fue sorprendente, la garra explotó en pedazos por todo el vagón, la gente gritaba aterrada, bañada en entrañas y fluidos de lo que fue alguna vez un molesto ciudadano.

-mierda, que hice, gran hijueputa, y yo que pensé que era una broma- la apuntó hacia un árbol, y no estalló, hacia un perro, y nada pasó, camino por toda la avenida del río, y en sentido contrario venían dos hombres con chaquetas, y sendas navajas debajo de ellas, así que sacó sin pensarlo la pequeña arma, la disparo, y en el suelo solo quedaron humeantes pedazos de carne esparcidos por la acera, no lo podía creer, tenia un arma para eliminar los mas molestos bichos.

Así que decidió meterse al calvario, allí, lo abordaron cientos de ladrones en bandada, y sin mas, comenzó la fiesta de destripamiento sin control, sesos colgaban de los cables de luz, espinas dorsales de las paredes, huesos rotos volaban por los aires, y dientes y ojos bailaban al lado de las alcantarillas, ni uno solo alcanzo a comprender el suceso, pero los que lo comprendieron huyeron despavoridos, el dedo de William se cansó de jalar el gatillo, enloqueció de poder, y se dirigió a Palmira, eran las dos de la tarde, y caimitos había desaparecido, las delicias no existía, una buena parte de san pedro ya no sonaba, y el loreto exhalaba gritos de auxilio, los ojos desorbitados del loco de ira escogía a sus presas, y las retaba a venir por su arma, cuando ya estaban a dos pasos, solo jalaba largamente el gatillo, siendo las cuatro de la tarde, la villa de las palmas quedó semi vacía, no quedaban mas que la cuarta parte de la población, y este hombre se sintió culpable, así que decidir esconder el arma por unos días...

Lo siguiente que pasó es que visito el congreso de Bogota, y todo fue un país mejor...

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