jueves, 13 de febrero de 2014

Historia XXX para niños


Fui adonde mi terapista, es decir, ella quería serlo,  Laura, tenía 38 años de edad, era delgada, demasiado delgada para mi gusto,  de una piel amarilla como la de los pollos recién desplumados, nariz aguileña que ocupaba casi la mitad de su rostro, gafas como marco de presidente Virgilio barco, que Dios lo tenga en su gloria,  y la piel arrugada como algunos pliegues en el papel Kimberly,  pero esa mañana la crisis no hizo distinción, así que me encontraba poseído por el hormigueo, con los nervios destrozados, una taquicardia eterna, ahogándome sin poder respirar demasiado, pero no pudiendo morirme,  y pensamientos catastróficos en mi mente.

Laura me hacía demasiados cumplidos,  que tenía unas hermosas manos, delicadas y suaves, que le encantaba mis ojos, que cualquier mujer debería ser dichosa conmigo en la cama (eso era lo que más me rayaba) y hasta chupaba bombón con descaro morboso delante mío, provocándome unas enormes nauseas.

No había otra, necesitaba un psicólogo, y no podía pagar por uno particular y a mi gusto,  me  temblaban las manos más que de costumbre, así que toqué a la puerta:

-¿Puedo seguir?
-Claro Alfonso, tu siempre eres bienvenido…
-Laura, es que no puedo más con esta ansiedad, hoy tuve una crisis de pánico, siento que voy a terminar de por vida en un manicomio, me van a meter electrochoques, terminare con camisa de fuerza, y mi familia me odiara por eso.
Ella comenzó a acariciarme el cabello, en un principio pensé “bueno, es algo de cariño, quizás sirva” pero ella me miraba absorta, como cuando se mira con deseo, me miraba los labios, que estaban temblando, no tenía nada de atractivo en ese momento, pesaba 50 kilos y media 1.75 mts  así que seguí contándole mi historia…

-          Nunca tuve una buena imagen de padre, estoy solo, no tengo novia, mi familia acá en Ibagué no me quiere,  solo me calma tocar, pero cuando tengo estas crisis, nada me calma, hace rato que no tengo  una mujer, y creo que nunca la volveré a tener, porque cada día soy más feo…
-          No es cierto, eres lindo, eres inteligente, atractivo, cuando sonries, iluminas el mundo, solo tienes que abrirte al contacto, dejarte conquistar…

Acto seguido,  sentí su mano descender a mi pierna, “hasta ahí carajo”, pero no me podía mover, ella seguía hablando de contacto, de mi agresividad, que tenía que bajar la guardia, que me dejara llenar de cariño por los demás, pero yo solo sentía asco, sentía que su mano quemaba mi piel, y no hacía nada por detenerla, luego poso otra mano en mi cuello y acaricio los vellos de mi nuca, y mientras seguía con su discurso, me toco los testículos, entonces me paré de un salto, con tal brusquedad que ella casi se vio lanzada al suelo, y tuvo que agarrarse de la silla para no caer…

-Bueno, vine aquí a que usted me ayudara con mi problema, y usted solo está sacando provecho, abusando de mi confianza, oiga bien, usted está violando la ética del psicólogo, y si vuelve a intentarlo, no tenga miedo, yo la denunciare sin pensarlo dos veces, ¿ENTENDIÓ?
No me había dado cuenta, pero había subido la voz gradualmente, hasta convertirse en un grito ensordecedor, aunque a nadie le extrañaba que mi exaltación hiciera que lanzara algunos alaridos de furia de vez en cuando…

Ella se quedó petrificada en su silla, y mientras yo la miraba con todo el desprecio de mi alma, atino a decir:
-Ok querido, espérame, ya regreso…

Comenzó a caminar muy rápido por los pasillos de la universidad, hasta que escapó, no regreso por un buen tiempo, así que decidí sentarme en la cafetería, tenía una vista increíble, se podía ver las montañas partirse en un cañón verde por donde pasaban aves en bandadas, ahí estaba yo, solo, y las sensaciones comenzaron a desvanecerse, comencé a aterrizar en una especie de tristeza honda, y entonces los personajes más extraños y raros de aquel lugar se sentaron a mi lado, tomaron sus sillas alrededor de mi para mirar el atardecer glorioso que daba paso a la penumbra tropical, en silencio así, hasta que alguien rompió el silencio

-Que le pasa, usted no se mantiene callado ni por casualidad, cuente, o fue que se lo comió Patty…
-Si así fue, eso quería, llegue con una crisis nerviosa, y me tocó las Gûevas, casi me viola esa vieja hijueputa…
-A mí también me metió mano, en una de mis crisis, metió mi dedo en su boca y lo chupo…
-a mí también, me besó la nuca, y paso su lengua por mi oreja, fue asqueroso…
-Ni que decir a mí- dijo un tercero- en una ocasión también llegue en crisis nerviosa, y la nena me susurro cosas sucias al oído…
-Yo me la como- dijo el primero, mientras todos lo mirábamos con asco, y sabíamos que era capaz de hacerlo.
-No solo es porque es fea- irrumpí- es porque es asquerosa, no conserva la feminidad solo me provoca nauseas….

Prorrumpimos en risas y carcajadas, nos olvidamos por un momento de todos los problemas, la peor psicóloga del mundo estaba a cargo del grupo de chiflados más grandes que hubieran estudiado artes.

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