Óiganme bien, yo no se de que están hechas esas mujeres de antaño y algunas madres modernas, pero parecen de roble, entre acero refinado y titanio, resisten los años con nobleza, siempre con una sonrisa en la boca, pero un día, se les olvidan las cosas, tienen madres fuertes que un día dejan de serlo, y nos toca verlas a ellas ser las viejas.
ya no pueden correr, y uno les cuida que no corran como adolescentes a contestar el teléfono, todavía se desvelan por un hijo travieso, y llaman angustiadas a saber quien sabe donde fuimos a parar, así uno tenga 30 o 40, son las únicas que nos dirán hasta la muerte "mi niño"....
Joden, friegan, cantaletean, a veces son antipáticas, cerradas, pero nos olvidamos que ellas algun dia fueron jóvenes, se enamoraron, aun recuerdan esos amores, recordaban cuando los muchachos les echaban piropos, y cuando bailaban con sus amigos en la discoteca.
Un día las veremos quejándose por el frío, o bajando muy despacio las escaleras, observando como se quedan sin hermanos y hermanas, y como se están quedando solas, quizás cuchicheen un poco, rezando u orando, esperando la llamada de un hijo lejano por teléfono, porque si hay algo mas fuerte que ese amor, me gustaría conocerlo, y entonces un día, no muy lejano, se nos comienzan a debilitar, las madres no son eternas. y si alguien tiene corazón, puede escucharlas llorar en la soledad de los hijos que se olvidaron de ellas.
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