miércoles, 21 de agosto de 2013

El dia en el que el mundo no acabo....

Don Rudencio hace poco aprendió a usar la computadora, que en su vereda le dieron una de regalo, portátil, la conectaba en el dormitorio, y alquilaba un modem de Vomistar,  para pode comunicarse con su familia en el exterior, a través de el "Feisbuk", el era un hombre honesto, trabajador, orgulloso padre de 5 hijos, igual de trabajadores, y 4 hijas igual de fertiles que el, su mujer había muerto hace ya tiempo con el ultimo nene en la dura labor de parir mano de obra campesina.


Con sus manos toscas y gruesas busco el puntero y dio click en el enlace, y !Oh Sorpresa! el mundo se iba a acabar, sintió un pánico recorriendo su espalda, sentía gana de salir corriendo, su vida pasó en un segundo por sus ojos, pero su reacción fue, apagar el computador, preguntar cuanto debía, y salir corriendo a un lugar apartado. se preguntaba ahora, que todo acaba ¿que haría? alarmar a sus hijos no tenia sentido,  verlos morir chamuscados por el calor infernal del sol, y verlos  agonizar a grito herido carbonizados, darles horas de angustia mientras llegaba el momento final, Gracias a Dios, su mujer había muerto hace tiempo, y el le había guardado sagrado luto y continente duelo, hasta el momento.

Sin angustiar a nadie, Partió al banco, y saco sus ahorros, que no sumaban mas de 20 millones de pesos, luego fue y vendió su finca al capataz mas poderoso, quien lo pregunto porque lo hacia y contestó "Don Hermes, uno no es dueño de nada en este mundo, ni de uno mismo" regaló monedas a los chiquitos para que se llenaran de bananas y mentas de colores, gastó trago a toda al gente alegre del campo, tanto, que pasarían semanas en consumirlo, envió a cada hijo su parte, para que la gastara "de inmediato" como fue su orden.

***

Partió con el remanente de su dinero, fruto de años y años de duro esfuerzo a un local algo clandestino, de rojizo y luminiscente bombillo, después de haber recibido misa de 7 pm, y entró, al llegar un señor lo detuvo y le dijo: "lo Siento, aquí no admitimos pobres" así que Rudencio dejo caer un fajo de billetes grande de $50.000 y le dijo "pues se me van todos, alquilo este chochal por una noche" sin hacerse esperar, y con el brillo del dinero en sus ojos, este despachó a todos los clientes a empellones, y quedaron todas las mininas para don Rudencio, un hombre cincuentón, pero fuerte y aguantador, que ejercitaba con el arado del campo, "trago pa todas" declaro, y rodó Whisky, aguardiente, Ron y hasta Vodka.

Estaban entre todas las muchachas, Fredonia, Yensi Tatiana, Kendri Yulei, Sulai Vanessa, y otras, no se hizo esperar, empero colgó los chiros y se metió con dos indias bien protuberantes a retumbar las paredes del austero lupanar, "echeme una pierna aquí, y otra alla, hagale que usted también cabe, puedo con todas" decía don Rudencio. y así salió la primer tanda de mujeres magulladas, y así entro la segunda tanda, ruido de tablas rotas, gritos, risas carcajadas, "Venga usted sumerced, no me corra, que pa usted también hay" chupe trompa con una, que parecía acróbata con tres a la vez, y jarte trago,  entendiase entonces el claro propósito de este noble campesino, morir haciendo lo que mas le gustaba.

Descanso solo para samparse dos pasta de Viagra, porque el espíritu estaba dispuesto, pero la carne estaba rosada y maltratada, venga pa´aca la Yulei, una negra grandota como una amazona, que le dio batalla hasta pasadas las 12, se escuchaban los gritos y gemidos de ambos, y las putas ya comenzaban a persignarse, creyendo que lo que sucedía era un exorcismo, de los terribles gritos y alaridos que se escuchaban en la habitación que parecía querer zafarse de sus cimientos.

Entonces el dueño de casa, intrigado por el ímpetu salvaje de este semental insaciable, que parecía querer morirse le mando a la ultima, una bonita pelirroja, Fredonia, para que lo calmara "que entro justo cuando don Rudencio le daba un tramacazo de amor a la Yulei, "Fredonia vengase para aca mamita, que pa usted también hay, la había dejado para lo ultimo" "no señor, usted se tomo ya dos viagras, y ha estado con mas de cuatro mujeres esta noche, se me va a morir" "empelotese usted, que cuando estemos juntos le contare porque" asi fue como Yulei se safo del animal, y casi a rastras salió del lugar, el Jaleo empezo y Fredonia como buena meretriz, con cariño, pero con doble intencion le dice "bueno cariño, digame usted ¿porque tan hambriento?se me va a matar mi amor" mientras Don Rudencio no le contestaba y la volteaba como una arepa en el fogón, la cambiaba de un lado para el otro, la abría, la cerraba, ya sentía vértigo de tanto cambio, de tanto movimiento.

"Amorcito, ¿no me va a decir?" entonces mientras estaban en tal faena que Mesalina habria suspirado de gusto, Don Rudencio, enrojecido, sudoroso, puso freno a su libido y le dijo "mujer, hoy  a la media noche se acaba el mundo, y yo solo quería morir haciendo lo que mas me gustaba" la mujer no sabia si quedarse callada, morirse de la risa, o aguantar las embestidas del honesto pero acumulado campesino.

"Me va a perdonar don Rudencio, pero era que se hubiera acabado el mundo hace rato, son las 9 de la mañana, y nada pasó, en cambio usted, nos ha dejado a todas hechas trizas" así se detuvo el hombre, se vistió, salió a la calle, se cogió los cabellos y dijo "Vida hijueputa, chamaco bromista, me las va a pagar" caminó unas cuadras maltrecho, se recostó en una banca del parque, y durmió como un ángel, mientras la lluvia lo mojaba en el parque de la vereda...

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