miércoles, 18 de julio de 2012

Un dia de estos los dejo...

Es normal escucharla decir "¿que harían ustedes sin mi?" dirigido a nosotros, sus adorables inútiles, sus incapaces de amor,  se levanta en la mañana, prepara el café, hace los huevos revueltos de todos los días, y con toda la ceremonia del caso llama a la mesa "Papi, ya esta el desayuno" nada delata que tenga alguna enfermedad, nada, lava los platos  ella misma, barre, trapea, atiende el citofono, sube y baja escaleras, mientras mi hermana duerme la siesta de 14 horas para conservar la lozanía de su piel, al mediodía esta el almuerzo, alguna sopa con arroz y carne, como de costumbre, con pequeñas variaciones.

se va para el centro, y en la tarde vuelve increpando, melodramática: 
-claro, estuve a punto de morirme, y ustedes ni un dedo mueven, me toco irme para urgencias, y quien dijo "¿yo la acompaño mama?"  me tuvieron que aplicar dos inyecciones, y ponerme suero, y ustedes ni se inmutan, ni un plato me ayudaron a levantar, desconsiderados,  grave estaba yo, vea eso, no me podía ni mover, ¿ y quien se dio cuenta?


Ya uno por pesar, lava los platos que quedan de la cena, nunca la vio quejarse, jamas la vio sufrir de algún dolor, o tan siquiera le sintió aroma a enferma terminal,  no dio tiempo ni para apartar el lote en jardines de paz, y se fue para el centro, pero no dijo a que, ah!!, en cambio vaya uno y no diga para donde va, "es que soy su mama, ¿que tal si le pasa algo?"

Parece ser que a mama le gusta el drama, sentirse un poco víctima, poder reprochar un poco todos los sacrificios hechos en vida y muerte por nosotros, ese amor casi inmenso y eterno como el de un Dios que muere por sus súbditos, no se queja porque en el epítome de la tragedia ella piensa que su enfermedad es evidentisima, como si el ángel de la muerte colgara de su espalda haciéndole muecas a todos los circunvecinos, pienso que ella siente que camina al paso de la música de las telenovelas mexicanas,  una satisfacción de santa masoquista corre por su pellejo al exclamar esas palabras  "el día en que les haga falta, no va a haber llanto que valga"



Pobrecitas las mamas, pienso yo, si tan solo pudieran decirnos que están enfermas, de pronto uno se apiadaba de ellas, pero como nuestra naturaleza es de cuervos, parece divertirnos esa queja de ultratumba " el día en que yo me muera", "vamos mama, las madres son eternas" pensamos, esa queja es graciosa, primero nos morimos nosotros, desnucados de un estornudo, porque de buenas para morirse y nosotros los hombres, morimos por todo y por nada, así que decido simplemente sonreirle a otro acto manipulador de mi progenitora y dejarla disfrutar su momento de agria gloria.

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