Los perros son los mejores amigos del
hombre, por encima del homo sapiens mismo, son leales, a veces
silenciosos, agradecidos, con un sentido de lo que es amor, y mueren convirtiéndose
en parte de cada familia, en un miembro especial, muchos lloran su partida
igual que la de un ser querido humano, ¿porque no? si ellos hacen parte de esa
cadena de afecto donde se construye incluso, tejido social...
El día de ayer, el autor de estas líneas había
sido motivado a adoptar una Springle Spaniel, una perrita muy hermosa, de pedigrí
que alguien había dejado abandonada en una peluquería, luego de suplicar y
discutir en la casa de mi madre (si, lo admito, soy patético) y al ver algunas
fotos del animalito, ella accedió con alegría, el amigo que me convenció de
este milagro me llevó hasta la clínica donde estaba, yo ya iba con un dejo de
pesimismo, sospechando que a estas alturas, alguien ya se la había llevado, y así
fue, es que eso no era labor humanitaria.
No se movía de su cama eso hablaba mucho de la profunda tristeza que sentía este animal Habra quienes piensen que ellos no sienten |
Como el caso era conseguir una
mascota, nos dirigimos a otros lugares, y de ahí nos enviaron a una vereda de
Palmira, donde habían 300 perros abandonados, el adjetivo en este caso era
cariñoso, los primeros que encontré a la vista, efectivamente estaban a su
suerte, llegamos buscando uno de raza, porque así lo quería mi madre, primero
vimos a los "Sarnieri" esos perros que habían sido dejados en la
calle por sufrir de sarna, como si esta no fuera tratable, efectivamente, todos
curados y limpios, luego el pabellón de los morochos, avanzamos hacia la camada
de una madre con sus hijos abandonados que adoptó a uno que no era suyo ¿porque
no la querían más? seguro porque no era pura raza, la persona que estaba a
cargo del lugar pensó que ahí acabaría el paseo, ya que los cachorros eran muy
tiernos, la verdad, pensé en ese momento que mi madre diría que no a mi
propuesta, pero decidí llegar más a fondo, entre unos de ellos, estaba
"Machete", este era un perro al que su amo le había propinado un
machetazo en la cabeza, pero no logro matarlo, "Hachiko", una
perrita criolla que había llegado el día de la hospitalización de su amo, quien
nunca más volvió a salir vivo del hospital, y sigue esperándolo, los canes
suplicaban atención, saltaban, lamian, recibían cariños, La verdad, buscaba
perros muy calmados, porque a mi concepto, son los que viven mejor en casas
pequeñas, son silenciosos, incluso más inteligentes, y encontré uno con las
orejas agachadas, que nunca se movió de su cama, de orejas largas y
puntiagudas, con ojos grandes y expresivos, y entre una casita de madera, a
otro muy pequeño que prácticamente no se movía, de ojos grandes que denotaban
una enorme tristeza, la de casi todos los perros, me acerque con cautela, pensé
que podía ser bravo, pero no, se dejó levantar con suma suavidad, y no se opuso
a nada, llevaba días con Diarrea y fiebre, es apenas un cachorrito.
Se dejó llevar con docilidad hacia el planchon para revisarlo, temblaba y no se movía, ardía en fiebres, no me lo pude llorar, busca un hogar. |
Mientras mi amigo, que es animalista,
ayudaba a ver algunos de los pacientes, vi con claridad la gran tragedia que
les sucedía a todos estos amigos, la misma sociedad de porquería los había
condenado a una vida de sufrimiento, se podía notar la enorme tristeza que tenían,
no podían comprender porque alguien los había dejado, los había maltratado, los
había tratado como un objeto, entonces sentí ganas de llorar, lo reprimí,
porque no quería dar explicaciones, no me pude llevar ninguno, y eso fue lo que
más tristeza me dio, 300 perros, y ninguno tuvo un nuevo hogar, el sufrimiento
en sus ojos fue suficiente para que se me quedaran grabados en la mente, y
pensar que las bestias peligrosas de este paraje somos nosotros, no hare
mas reflexiones al respecto.
Les dejo el siguiente vídeo, porque no me gusta llorar solo